El estudio es liderado por el postgraduando Marco Quispe y pretende ayudar a la toma de decisiones a nivel gestión de recursos pesqueros.


De acuerdo al Servicio Nacional de Pesca (SERNAPESCA), la merluza común (Merluccius gayi gayi) es uno de los recursos marinos de mayor importancia económica para el país, que en el año 2018 registró un desembarque total 2812 ton. lo que representa un 32,35% de disminución con respecto al año 2017, tendencia que se ha mantenido durante el presente año. Esta relación antagónica entre las especies, ha sido atribuida históricamente a la depredación de la jibia (Dosidicus gigas).

La comprobación de esta teoría motivó al postgraduando, Marco Quispe (en la fotografía), a desarrollar su proyecto de tesis del Magíster en Ecología Marina de la Facultad de Ciencias de la Casa de Estudios, la cual realizó bajo la dirección del académico de la Facultad de Ciencias e Investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS), Dr. Ángel Urzúa. En la investigación, se estudió la alimentación de la jibia por medio de perfiles de ácidos grasos, lo que se logró a partir de muestras procedentes de las costas de las regiones del Biobío y Ñuble, en la época de invierno de 2018.

En palabras del postgraduando, “el análisis de los ácidos grasos consiste en la realización de distintas pruebas bioquímicas que permiten comparar lo que las muestras tienen acumulado en sus tejidos con respecto a los perfiles de distintas a especies consideradas ítem presa. Este tipo de análisis es mejor en comparación con otro tipo de técnicas como el análisis de contenido estomacal o análisis genéticos que entregan información puntual de lo que la especie consumió en un momento y lugar determinado. El análisis de ácidos grasos permite establecer si la especie en estudio posee una característica alimentaria del tipo especialista (específica) o generalista”.

Los análisis de contenido estomacal muestran que la jibia se alimentó de varias especies de peces crustáceos, siendo la merluza la más abundante. Pero mediante análisis de perfiles de ácidos grasos se muestra que la merluza no es su principal alimento, sino los crustáceos como el langostino colorado y los eufáusidos, por lo que a la merluza se le consideraría un alimento esporádico, no considerando a la jibia una especie depredadora del recurso merluza”, explica el estudiante. Adicionalmente, se encontró que las abundancias de la jibia se ven afectadas significativamente por las variables ambientales en donde se encuentran, lo que se traduce en la eventual desaparición temporal del recurso.

Estudio de madurez sexual y extracción sustentable

Otro aspecto relevante para la administración sustentable de los recursos pesqueros, es el estado reproductivo y la etapa de crecimiento en las que son capturados del medio ambiente. En relación a las técnicas de extracción de la jibia en Chile, se encuentra que dentro de las más utilizadas está la pesca de arrastre y uso de poteras, sin embargo, en los últimos años se ha priorizado el uso de estas últimas, puesto que es una técnica que permite la extracción selectiva, permitiendo la conservación de los recursos al poder capturar individuos más adultos en vez de juveniles que se encuentran en etapas de desarrollo tempranas.

Sobre el último punto, la determinación de la madurez sexual de las jibias, fue otro objeto de estudio por parte de Marco Quispe, quien determinó la variabilidad bioquímica presente en distintos estados de madurez sexual, encontrándose que los machos maduran sexualmente antes que las hembras. “Este resultado sugiere que las costas de Chile sirven como zona de alimentación. Las zonas oceánicas fuera de chile posiblemente son utilizadas para la reproducción, dado que presentan temperaturas mejores condiciones ambientales”, explica el investigador.

Proyecciones del estudio

La información generada a partir de los resultados de esta investigación ayuda a la toma de decisiones a nivel gestión de recursos pesqueros, dado que permiten conocer cómo se comporta el stock de la población de jibia y cuánto y cómo extraerlas. De manera adicional, “se busca que estudios posteriores profundicen sobre agregar valor al recurso, puesto que se ha descrito que la jibia posee gran cantidad de ácidos grasos esenciales como DHA y EPA, los cuales se encuentra altamente concentrados en las vísceras del organismo, lo cual es actualmente material de desecho”, proyecta el estudiante.