Son 83 las posibles especies encontradas en las estructuras artificiales de los puertos de las bahías de San Vicente y Coliumo en la Región del Biobío. 28 de ellas ya fueron identificadas siendo 3 especies no nativas.

Las especies marinas han sido el foco de estudio de muchos investigadores del área a nivel mundial. Cabe mencionar que existen dos grandes características que diferencian a dos grupos de importancia en cuanto a las especies acuáticas, las sésiles, que utilizan organismos o estructuras como soporte y las móviles que cuentan con medio de locomoción o transporte innato.
Los grupos anteriormente mencionados, ven facilitado su asentamiento y posterior expansión gracias a las estructuras artificiales presentes en las zonas costeras, donde no solo se encuentran especies nativas sino donde además se establecen especies no nativas que son introducidas por las actividades humanas en los puertos La mayor presencia de estas especies no nativas está vinculada notoriamente con las plataformas flotantes, en especial la fauna sésil que ha sido estudiada más exhaustivamente, sin embargo es poco el conocimiento de la  fauna móvil.
Es por lo anterior que el estudio realizado por la estudiante venezolana del Magíster de Ecología Marina de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Nashira Figueroa, tuvo como objetivo estudiar los ensambles de invertebrados móviles que habitan en las estructuras artificiales de puertos en las costas del Biobío, específicamente en las bahías ubicadas en Talcahuano (San Vicente) y Coliumo.
“La idea central de mi tesis fue conocer que especies móviles nativas y no nativas se encuentran en las estructuras artificiales de los puertos, y comparar la estructura taxonómica y funcional de los ensambles encontrados en las estructuras fijas y flotantes. Es decir, todos los invertebrados como por ejemplo: anfípodos, poliquetos, decápodos, equinodermos y otros que componen la fauna marina móvil, para luego comparar con los patrones de los estudios sobre especies sésiles y entender como la comunidad nativa puede reducir el éxitode la invasión de nuevas especies”, profundiza la científica.
Para ello, Figueroa, mediante la implementación de paneles experimentales logró recopilar información respecto a las especies que se asientan en este tipo de plataformas tales como boyas, líneas, palangres, pilotes y otros. Estos estuvieron desplegados durante 3 meses en 4 sectores distintos de las ensenadas estudiadas.
Gracias a este método, Nashira, consiguió conocer que especies se encuentran y que  rasgos funcionales, como alimentación, longevidad, comportamiento, reproducción, entre otras características, predominan entre los tipos de estructuras. A partir de estos datos, la investigadora pudo conocer si las comunidades formadas por más especies nativas o con más rasgos funcionales pueden resistir mejor ante la introducción de nuevas especies no nativas.
Finalmente, los resultados de este estudio comprobaron que las especies móviles, al contrario de como se esperaba, eran abundantes en estructuras flotantes como boyas y palangres, formando así comunidades ricas y diversas. Este hecho ayudó a comprender que existe una importante dispersión de las especies hacia estructuras flotantes, y que aun cuando la comunidad en este tipo de estructura es bastante rica en especies nativas, esta no parece resistir mejor la introducción de especies no nativas. Cabe destacar que dentro de las conclusiones obtenidas, se lograron identificar 28 especies marinas móviles de un total de 83 taxas, de las cuales tres de ellas corresponden a no nativas.
Con la realización de este gran trabajo, Figueroa logra ampliar los conocimientos que, hasta el momento, no eran lo suficientemente profundos para dictaminar características estructurales de los ensambles de especies móviles en los puertos de las zonas costeras de la región del BíoBío. Esta tesis guiada por el Doctor en Ciencias Biológicas Antonio Brante, logra complementar un trabajo realizado por el profesor en conjunto con el ecólogo marino Jean Charles Leclerc, quienes ya habían investigado respecto a las especies sésiles.
“Realizar este tipo de trabajo me dejó muchos conocimientos, mi experiencia en lo personal fue enriquecedora, fue muy agradable contar con el respaldo académico por parte de todos los docentes de la Facultad de Ciencias UCSC, quienes siempre se encontraban en la disposición de ayudar,  aclarar dudas y entregar información necesaria para conseguir un buen resultado, pese a las contingencia actual, todo resulta ser muy enriquecedor”, afirma la Magister en Ecología Marina.
En definitiva, el gran aporte realizado mediante este trabajo, viene a extender y complementar investigaciones de gran nivel profesional. Nashira Figueroa, hoy pretende seguir aumentando sus conocimientos y poder traspasarlos al resto de la comunidad UCSC mediante la docencia.

 

Por Jean Pierre Molina