La idea es cuantificar el ruido provocado por el ser humano en el ecosistema submarino de tres puntos clave del país, y evaluar cómo podría afectar la fisiología de organismos del plancton.

En los últimos años, el interés por conocer el impacto en el paisaje sonoro submarino ha aumentado, específicamente ya que afecta la actividad biológica de los seres vivos y a su ecosistema. Debido a esto se ha comenzado a incrementar su cuidado incluyéndolo como un nuevo eje en los planes de manejo en las áreas marinas protegidas. Bajo esta premisa se realiza la investigación titulada “Paisaje sonoro submarino de tres localidades de la costa chilena: efecto del ruido antropogénico sobre el zooplancton”. El estudio es el proyecto de tesis de Víctor Molina, estudiante del Magíster en Ecología Marina de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). El académico Dr. Iván Hinojosa es su director de tesis y además cuenta con la participación de la Dra. Susana Buchan del COPAS Coastal.

La bioacustica marina es un área de estudio relativamente nueva, sin embargo, falta mayor información sobre los paisajes sonoros. “En los últimos 20 años, se comprendió que el sonido si juega un rol fundamental en el mar, ya que antes la percepción del mar era de un ambiente silencioso, y es todo lo contrario. El ruido antropogénico interactúa con las señales acústicas y uno de estos efectos es que los animales no puedan percibirlas y afecten en su comunicación, por ejemplo”, comentó Víctor Molina respecto al contexto de la investigación.

Realidad en Chile

El objetivo del estudio es conocer cómo este ruido afectaría las actividades fisiológicas de los organismos. A través de hidrófonos, se considerarán tres puntos estratégicos: Isla Chañaral, Puñihuil (norte de Chiloé) y Golfo de Corcovado. “Son zonas muy productivas, hay mucha presencia de zooplancton. Al existir abundancia, existe mayor presencia de todos los individuos que se alimentan de él. Además, en estos lugares existen actividades antropogénicas que se contrastan”, explicó. De esta manera, existe presencia de la pesca artesanal, el turismo, motores fuera de borda, tránsito marítimo o embarcaciones mercantes en estos tres puntos. Así, se obtendrá una muestra representativa y se podrán comparar el impacto de las distintas fuentes sonoras.

Sobre la metodología de estudio, los ruidos se estudiaron a través de hidrófonos, durante el año 2018. A través del monitoreo acústico pasivo, se instalan estos hidrófonos y se configuran para que graben el sonido, en este caso, 10 minutos cada una hora. “De esta forma se tiene una muestra representativa de cada hora y de todo el día y finalmente, de todo el año. Queremos ver qué patrones de actividad hay en ballenas, chasquidos de camarones y el ruido antropogénico. Averiguar si son más abundantes durante la noche o durante el día, por ejemplo. Igual si cambia durante las estaciones del año”, complementó el estudiante del Magíster en Ecología Marina UCSC.

Otro de los resultados esperados es averiguar cuánto tiempo el paisaje está libre de sonido antropogénico. También, saber el impacto de este ruido en la fisiología en el zooplancton. Además, enfatizar en la relevancia del establecimiento de políticas públicas para el cuidado del paisaje acústico, en cuanto a las áreas marinas protegidas.

Se trataría del primer trabajo en describir el paisaje sonoro en las costas continentales y el potencial efecto del ruido antropogénico en organismos del plancton.