El académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Dr. Iván Hinojosa, dirige uno de los proyectos 3 de la Facultad de Ciencias UCSC que serán subvencionados por el Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF IdeA I+D 2023), y pretende sentar las bases para extraer y comercializar un erizo de manera sostenible en un plazo de 2 años.

La especie Centrostephanus sylviae, o también conocida como erizo de espinas largas, es uno de los principales depredadores de algas del Archipiélago de Juan Fernández. Su gran abundancia en los últimos años ha provocado una disminución en la biodiversidad del ecosistema marino, lo que afecta directamente al turismo y la pesca de langostas de la zona.

Según explica el Doctor en Ciencias Biológicas, el estudio titulado “Evaluación de la explotación comercial del erizo de espinas largas como una alternativa para enfrentar los impactos negativos de su sobrepoblación y oportunidad para diversificar la pesquería artesanal del Archipiélago de Juan Fernández”, intentará además responder el motivo de esta sobrepoblación.

Existen 2 hipótesis que no son precisamente excluyentes y que podrían explicar la razón de la sobrepoblación del erizo. “El tsunami del 2010 provocó que muchos nutrientes llegaran a la isla, esto hizo que crecieran muchas algas que pudieron servir de alimento para jóvenes erizos y ayudar a su supervivencia hasta el día de hoy”, relató el investigador.

En cuanto a la segunda hipótesis, es algo que el Dr. Hinojosa descubrió conversando con los mismos pescadores del lugar, en uno de sus viajes a la isla. “En ocasiones, las estrellas de mar quedan dentro de las trampas para langostas, lo que las inutiliza por un tiempo. Cuando esto sucede, los pescadores matan la estrella, para que no vuelva a interferir con su pesca. El problema es que las estrellas de mar son depredadores de los erizos, por lo que esto afecta el equilibrio del ecosistema”.

Creando mercado desde cero

El proyecto espera encontrar metodologías que permitan aprovechar la pesca del erizo como un producto sostenible en el largo plazo, esto incluye sus periodos de veda y de mejor recolección. “El erizo tiene una gónada comercial, pero no se sabe muy bien cuál es el momento de mejor calidad para la cosecha, por eso se investiga para determinar factores como el tamaño mínimo para la pesca y la cantidad que habría que recolectar para que la empresa pesquera sea sostenible”, explicó el doctor.

Según relata el académico, en Tasmania, Australia, se realizó un estudio similar en un caso de sobrepoblación de otra especie de erizo. “Producto del cambio climático, en esa zona se asentó una especie de erizo que antes no estaba presente, y esto alteró la biodiversidad de las algas. Como medida, el estado decidió subvencionar una pesquera para controlar la población de esta especie y proteger su ecosistema. Queremos aprender de este caso y hacer cosas novedosas para solucionar este problema”, detalló.

En cuanto a la importancia de este proyecto, el Dr. Hinojosa destacó que “este proyecto tiene un gran impacto social. Vamos a trabajar con los pescadores e intentar darles una mayor diversificación de su pesca, que se centra principalmente en crustáceos. Queremos llegar con buenos datos que les permitan vender el erizo, vincularlos con la empresa que ya contactamos y que está dispuesta a comprar esta especie o equinodermo, y finalmente descubrir nuevas formas de aprovechar el resto del erizo, ya sea como abono o compostaje para mejorar la calidad de la tierra de la zona”.

Para finalizar, el docente añadió que “esta investigación puede dar datos para 3 o más tesis, fácilmente. Hay muchas cosas sobre la ecología del erizo que desconocemos, y solo con la información que ya tenemos, hemos podido sacar una tesis de pregrado y otra de magíster”.